09 Nov ¿Cuántas horas ha trabajado tu hijo/a hoy?
Una campaña de Eva Bailén llamada “los deberes justos” en contra del exceso de deberes escolares y cargas que sufren los niños hoy en día, se ha hecho viral en las redes sociales.
Esta campaña en forma de vídeo nos invita a cuestionarnos a través de un extraordinario experimento, las jornadas interminables de deberes y actividades así como las presiones que soportan los pequeños en nuestra sociedad sin que ellos además puedan tener derecho a decir “basta”.
Es interesante la reflexión que se hace sobre cómo siendo España uno de los países donde a los niños se les carga más de tareas , los alumnos españoles son los que registran mayor tasa de fracaso escolar y un menor rendimiento académico, relacionando además esta sobrecarga con una alta cantidad de síntomas de ansiedad y estrés.
Pasando del experimento al día a día ,en nuestra consulta nos estamos encontrando padres solicitando intervención tanto para reeducación escolar como para terapia para niños cada vez más pequeños con tareas y jornadas cada vez más largas incapaces de cumplir con los objetivos de padres y profesores, que no olvidemos, son sus figuras de referencia y admiración. Esto les genera una enorme frustración y sentimientos de fracaso que les cuesta mucho gestionar ya que la presión no cesa.
Y es que algo como el aprendizaje, que debería ser divertido, se acaba convirtiendo en una tortura de la que intentarán escapar cuanto antes debido en parte a las agendas sobrecargadas. Es entonces cuando en muchos casos llega el fracaso escolar.
Hagamos una sencilla suma: Un niño que entra a las 9:00 y sale 14:30 en el colegio (suponiendo que no tenga que ir a madrugadores, comedores, tardes divertidas o jornada partida) termina de comer y tras ello, una hora, hora y media de deberes más la clase de inglés, conservatorio, fútbol o la pasantía. Luego llega a su casa y a preparar el control, examen etc. y ¡vaya! Es la hora de cenar y aún no ha acabado de estudiar ¿Cuántas horas ha trabajado?
Pero no le ha quedado tiempo para jugar y divertirse, es decir, no han tenido una válvula de escape para el estrés acumulado a lo largo del día, lo que le hace sentirse nervioso, agotado; ya no se puede concentrar y es entonces cuando se revela o decide no escuchar a los que constantemente le dicen lo que tiene que hacer.
Simplemente cambiando una hora de deberes escolares por una hora de juego, los resultados serían otros.
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