La alimentación como base de la salud.

Por Liseth Medina

"Los alimentos en su estado más fundamental y con preparaciones sencillas, son la forma idónea de alimentación, porque conserva o facilita la absorción de los nutrientes que necesitamos.”

La nutrición es un concepto difícil de asimilar, porque puede explicarse de forma muy sencilla, pero todo su proceso y consecuencias en nuestra salud, está envuelto en procesos metabólicos complicados, estos procesos son los que permiten que estemos en buen estado de salud y necesitan de los nutrientes esenciales para poder funcionar.

La mayoría de patologías tienen de base un tratamiento dietético, no sólo porque algún ingrediente sea la causa (como por ejemplo el gluten, el colesterol o el azúcar), también porque inevitablemente, lo que ingerimos, provoca una respuesta generalizada en nuestro cuerpo. Esta respuesta va a depender de la falta que haga este nutriente, para efectuar todos los procesos metabólicos, o de la respuesta negativa que tenga nuestro sistema inmune ante él.

La alimentación juega un papel fundamental para el mantenimiento de nuestra salud, la mayoría de “molestias” que tenemos, son causadas directamente por la falta de algún nutriente. Y tienen una solución muy sencilla, mejorar nuestra alimentación.

 

La salud de todo el sistema gastrointestinal también depende enormemente de la alimentación. Podemos dañar severamente la funcionalidad de este sistema, comprometiendo la absorción, el crecimiento y la salud en general en etapas de la vida como embarazos, otras enfermedades, envejecimiento, etc. Además afecta directamente a la salud mental, provocando o aumentando alteraciones emocionales, estados depresivos o simplemente haciéndonos menos receptivos y menos dispuestos a superar las dificultades del día a día. 

Está bastante documentada la relación del intestino y el cerebro en la salud y equilibrio de todo nuestro cuerpo, prueba de ello es el cambio positivo de la actitud y de las funciones cognitivas como primera señal de una mejora en la alimentación. Esa mejora la vemos diariamente en consulta, cuando, independientemente de la razón por la que nuestros pacientes vienen a aprender a alimentarse sanamente, el primer cambio que notan es emocional y psicológico.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad se definen como un exceso en la acumulación de masa grasa, esto se considera un estado de enfermedad, ya que si la situación se prolonga durante mucho tiempo puede traer consecuencias tan complicadas como hipertensión, diabetes, síndrome metabólico, cardiopatías, etc, causando más muertes al año que la insuficiencia de peso. Por ello, es importante mantener un peso saludable durante todas las etapas de la vida.

El sobrepeso y la obesidad se han convertido en una enfermedad de escala mundial, y la tendencia no parece mejorar con el paso del tiempo, la alimentación a base de productos procesados y la desinformación en general, ocasionan que cada vez sea más difícil alimentarse de forma saludable, es por esta razón que aunque no consumas en exceso puedes tener un problema de peso, tanto por déficit, como por exceso.

La normalización del peso es un proceso individual, ya que depende de las características de cada persona.

“Alimentarse sanamente no se traduce en restricciones.”

Cada una de las etapas de la vida tiene requerimientos diferentes, dependiendo si eres hombre o mujer, si estamos en edad de crecimiento, adulta o envejecimiento, o si nos encontramos en etapa de embarazo o lactancia.

Las necesidades de nutrientes, los tipos de alimentos que debemos consumir, la cantidad de agua y actividad física, todo evoluciona de la misma forma que nuestro cuerpo, por ello en cada etapa los requerimientos son diferentes, mantener estos niveles nutritivos nos garantizará una vida llena de salud y retrasará el envejecimiento celular, mejorando nuestra calidad de vida.

La infancia y adolescencia se caracterizan por la necesidad energética y de nutrientes para el correcto desarrollo, además de ser la etapa en la que se aprenden los hábitos que determinaran las decisiones de salud del futuro, es por ello que la alimentación saludable tiene un papel importante en la educación nutricional del individuo y corregir cualquier desequilibrio es vital para prevenir enfermedades en el futuro.

Los requerimientos nutricionales varían de acuerdo a la edad y sexo de las personas adultas, para una alimentación saludable es necesario entender lo que tu cuerpo necesita para estar sano y de cuánta energía depende su funcionamiento, estos valores cambian al llegar el período de envejecimiento, en dónde las necesidades energéticas disminuyen, pero en cambio, las nutricionales aumentan.

El embarazo y el posterior período de lactancia son situaciones especiales que requieren una alimentación adecuada, la situación fisiológica especial en la que se encuentran, tanto la madre como el recién nacido, hace que la alimentación saludable sea necesaria para cubrir las necesidades de la madre y sean suficientes para la correcta alimentación del lactante.

La nutrición es tan importante en la salud como en la enfermedad, una alimentación saludable es preventiva, y además ayuda a que, si estamos enfermos los síntomas mejoren, que la recuperación sea más rápida y a evitar las recaídas. Por ello, nutrición y salud van de la mano.

La intervención nutricional es una parte importante en la recuperación de la salud y del estado físico ideal, el restablecimiento de los hábitos alimentarios es la base para lograr alcanzar el estado de salud. La meta es establecer las recomendaciones dietéticas idóneas a cada individuo para prevenir las enfermedades y promover un estado de salud. Los hábitos en torno a la alimentación constituyen el factor más importante en la prevención de enfermedades crónicas y es por ello que consideramos de vital importancia incluir la educación nutricional como base en el tratamiento de nuestros pacientes.

“La dieta y la nutrición son muy importantes para promover y mantener la buena salud a lo largo de toda la vida. Está bien establecida su función como factores determinantes de enfermedades no transmisibles crónicas, y eso los convierte en componentes fundamentales de las actividades de prevención” OMS
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